
Válvulas industriales
Nuestra representada Valsteam ADCA Eng. inició la fabricación de válvulas de control y reductoras de presión para atender y satisfacer las necesidades de procesos sencillos relacionados con saltos de presión y lazos de control de presión y temperatura en mundo de las instalaciones de vapor y fluidos térmicos.
En su continuo crecimiento y mejora tecnológica Valsteam ADCA Eng. ha evolucionado en el crecimiento de sus productos, tanto en gama de válvulas como en aplicaciones.
Actualmente diseña y produce una amplia y variada gama de válvulas reductoras de presión abarcando aplicaciones de alta presión (PN63 – PN220), Válvulas de grandes diámetros (hasta DN150), Válvulas de microcaudal, Válvulas para gases industriales (Amoniaco, CO2, Oxígeno, etc.,), Válvulas de blanketing o válvulas para aplicaciones sanitarias e higiénicas dentro del sector químico, farmaceútico o alimentario.
También ha desarrollado una amplia gama de válvulas mantenedoras de presión con las mismas características que las válvulas reductoras descritas en el anterior párrafo.
En válvulas de control ofrece actualmente válvulas con internos especiales anti-ruido y anti-cavitación, contando con un software propio patentado de diseño y cálculo de válvulas de control de 2 y 3 vías.
Así mismo, y en sintonía con el desarrollo de nuestra representada, Control de Fluidos Teccon ha apostado por las válvulas para aplicaciones críticas, donde se hace necesario un cierre estanco con fuga “0” en condiciones de trabajo severas y en diámetros grandes, con regulación o todo / nada, así como elementos para aplicaciones criogénicas.
Guía Completa sobre Tipos de Válvulas Industriales y Sus Aplicaciones: ¿Qué son las válvulas industriales y cómo hacen su magia para controlar el flujo?
Imagínate cualquier fábrica o planta industrial moderna. En sus tuberías, hay unos componentes clave que lo mueven todo: las válvulas. Estos aparatitos son los que nos dejan manejar cómo se mueven los líquidos y gases, asegurando que todo funcione bien, seguro y a pleno rendimiento. Vamos a meternos de lleno en el mundo de las válvulas, viendo qué tipos hay, para qué sirve cada una, y cómo elegirlas y cuidarlas bien. Créeme, sin ellas, muchas de las cosas que damos por sentadas en la industria simplemente no pasarían.
Definición y piezas básicas de una válvula industrial
Una válvula industrial, para que nos entendamos, es como un grifo sofisticado que controla el paso de líquidos, gases o incluso materiales granulados por una tubería. En esencia, son imprescindibles para decidir por dónde va el fluido, a qué presión, con qué caudal y a qué velocidad dentro de los procesos de producción. Si las abrimos, veremos varias piezas clave: el cuerpo, que es como el chasis que lo aguanta todo; el obturador, la pieza que se mueve para abrir o cerrar el paso; el asiento, donde el obturador encaja para que no se escape nada; el vástago, que es el "brazo" que mueve el obturador; y juntas o sellos para que todo quede bien hermético. Las tripas de cada válvula cambian según el modelo, pero estos elementos básicos los encuentras en casi todas. Que todo esto encaje y funcione bien es lo que hace que una válvula sea de fiar y dure lo que tiene que durar.
Cómo funcionan para controlar el paso de los fluidos
Las válvulas usan diferentes trucos mecánicos para manejar el flujo con soltura. La idea principal es cambiar el tamaño del "agujero" por donde pasa el fluido, moviendo el obturador, ya sea para arriba y abajo, girando, o una mezcla de ambas. Cuando queremos regular con precisión, el obturador se coloca a medio camino, creando un estrechamiento justo. Cada tipo lo hace a su manera: las de compuerta usan una especie de cuchilla que baja cortando el paso; las de esfera o bola tienen una esfera con un agujero que gira; las de mariposa usan un disco que rota como una aleta. Las de control, por otro lado, llevan actuadores que permiten ajustar el caudal con mucha finura según señales externas, algo vital en procesos automáticos. Y no olvidemos las de retención, que solo dejan pasar el líquido en un sentido, como una puerta de "solo entrada". Al final, todas se basan en poner una barrera física que podemos controlar para manejar el fluido a nuestro antojo.
La importancia de las válvulas en los sistemas de tuberías
Las tuberías son como las venas y arterias de la industria, y las válvulas son el corazón y los músculos que controlan todo ese sistema. En cualquier red que transporta fluidos, estas piezas son vitales: permiten aislar tramos para hacer reparaciones, ajustan con lupa los caudales y presiones, evitan que el flujo se dé la vuelta (gracias a las de retención), y nos protegen de reventones con las válvulas de seguridad y alivio. Elegir bien las válvulas puede hacer que gastemos menos energía, porque minimizan las pérdidas y hacen que todo trabaje mejor. En sectores donde se manejan sustancias peligrosas –piensa en la química o petroquímica–, son barreras de seguridad imprescindibles para que no haya fugas ni desastres. Y en la era de la automatización, permiten controlar redes enteras de tuberías desde una sala, mejorando la eficiencia y la seguridad de la gente. Que cierren bien y no goteen es clave, sobre todo con las leyes ambientales cada vez más estrictas.
¿Cuáles son los principales tipos de válvulas industriales que podemos encontrar?
Válvulas de compuerta: cómo son y dónde se usan
Las válvulas de compuerta son de las más clásicas y comunes que te vas a encontrar, sobre todo cuando necesitas que el fluido pase sin obstáculos si están a tope de abiertas. Funcionan con un disco o una especie de cuña (el obturador) que se mueve para arriba y para abajo, perpendicular al flujo. Cuando está arriba del todo, es como si no hubiera nada, el fluido pasa casi sin enterarse, lo que significa que apenas hay pérdidas de presión. Por eso son geniales para abrir o cerrar del todo, pero no tanto para regular, porque si las dejas a medias, el asiento se desgasta rápido. ¿Sus puntos fuertes? Aguantan bien fluidos con sólidos, cierran de maravilla y son bastante fáciles de mantener. Las ves mucho en redes de agua, oleoductos y sitios donde necesitas un cierre total de vez en cuando. Eso sí, tienen sus cosillas: son lentas para abrir y cerrar, necesitan bastante sitio para el vástago y pueden vibrar o sufrir cavitación si intentas usarlas para regular. Se fabrican desde en hierro fundido hasta en aleaciones especiales, según lo que vaya a pasar por ellas y cómo vaya a trabajar.
Válvulas de esfera: sus ventajas para controlar el flujo
Las válvulas de esfera, o de bola como también se las conoce, son esas que llevan una bola con un agujero dentro que gira sobre sí misma para cerrar el paso. Este diseño tiene un montón de ventajas para controlar el flujo en muchísimos sitios. Lo mejor es que cierran de forma súper estanca con solo girar la maneta 90 grados, así que son rapidísimas y muy fáciles de usar. Que cierren tan bien se debe a que la bola hace un contacto perfecto con los asientos, que suelen ser de materiales blanditos como el teflón (PTFE), asegurando un sellado a prueba de bombas incluso con líquidos espesos o con alguna partícula. Dentro del mundillo de las válvulas de control, las de esfera son campeonas en no frenar el flujo cuando están abiertas del todo, porque el agujero de la bola puede ser igual de grande que la tubería. Hay varios tipos: de paso total, de paso reducido, o con paso en V, estas últimas pensadas para cuando necesitas regular el flujo con más tiento. En la industria química, petroquímica y alimentaria, son las favoritas por lo fácil que se limpian y lo bien que aguantan la corrosión si eliges el material correcto. Su principal "pero" es que las altas temperaturas pueden fastidiar los asientos, aunque ya hay diseños especiales con asientos de metal para cuando el calor aprieta.
Válvulas de retención: cuándo y por qué ponerlas
Las válvulas de retención, que igual has oído llamar antirretorno o "check", son un tipo especial diseñado para que el fluido solo vaya en una dirección, impidiendo que se dé la vuelta por sí solo. A diferencia de otras que necesitan que alguien las mueva o un motor, estas funcionan solitas según lo que haga el flujo. Hay varios modelos: de clapeta, de pistón, de bola, de mariposa... cada una con sus truquillos para diferentes usos. Son fundamentales donde un flujo inverso podría liar una buena o ser peligroso. Por ejemplo, donde hay bombas, evitan que el agua vuelva para atrás cuando la bomba para, protegiendo la bomba y evitando el famoso "golpe de ariete". Si tienes varias fuentes de suministro, impiden que el fluido de una con más presión se cuele en otra con menos. En la química, son clave para que no se mezclen productos de distintas líneas. También son cruciales en sistemas contraincendios, asegurando que el agua solo vaya hacia los aspersores. Para elegir la buena, hay que mirar qué presión necesita para abrirse, lo rápido que tiene que actuar, cuánta pérdida de carga te puedes permitir y lo bien que tiene que sellar, porque cada una ofrece un equilibrio distinto.
¿Cómo elijo la válvula industrial perfecta para mi tinglado industrial?
Factores clave para elegir según el tipo de fluido
Acertar con la válvula empieza por estudiar bien qué líquido o gas va a pasar por ella. Las propiedades del material que se mueve nos dirán qué tipo de válvula y de qué material tiene que ser para que dure y funcione de cine. Si trabajas con fluidos corrosivos, como pasa mucho en la química, necesitarás válvulas de acero inoxidable, aleaciones especiales o con recubrimientos que aguanten el tipo. Para fluidos espesos o con partículas, las de compuerta o las de bola de paso completo son una buena idea, porque no ofrecen mucha resistencia y es más difícil que se atasquen. Si lo que quieres es regular el flujo de gases, las de mariposa o ciertos tipos de válvulas de esfera suelen dar un control fino sin perder mucha presión. Con fluidos que desgastan mucho, hay que pensar en válvulas con obturadores y asientos reforzados o que se puedan cambiar para que duren más. No todas las válvulas se comportan igual ante cosas como la cavitación o el flasheo, sobre todo si el fluido está cerca de hervir. Para mucho frío o mucho calor, hacen falta diseños especiales que no se rompan ni dejen escapar nada. Y hasta cómo se mueve el fluido (si es como el agua o más raro) influye, especialmente en las válvulas de control, donde la relación entre cuánto abres y cuánto pasa tiene que ser predecible.
Ojo con la presión y la temperatura
La presión y la temperatura a las que va a trabajar la válvula son datos importantísimos para elegir bien entre todas las que hay. Cada tipo tiene sus límites y no se puede usar para todo. Para sistemas con mucha presión, las de compuerta y las de globo hechas de materiales duros como el acero forjado suelen ser las elegidas por ser muy robustas. En cambio, si la presión es baja, las de mariposa son más baratas y ocupan menos. La temperatura del fluido decide el material: para frío extremo, se usan aleaciones que no se vuelvan quebradizas; para calorazo, como en las calderas, materiales que no se deformen. Hay que pensar no solo en cómo funciona normalmente, sino también en los picos de presión o los cambios bruscos de temperatura. Las válvulas de seguridad y alivio están justo para eso, para saltar si la presión se dispara y proteger las tuberías y los equipos. La combinación de temperatura y presión afecta a la resistencia del material y a lo bien que sella: a más calor, menos presión aguanta. Los sellos y empaques tienen que ser amigos del fluido y aguantar el tipo en esas condiciones. En industrias exigentes como la química o petroquímica, es vital que las válvulas cumplan las normas de presión y temperatura de estándares como ASME, API o EN.
Compatibilidad de materiales y lo bien que tiene que cerrar
Que los materiales se lleven bien con el fluido es básico para que la válvula dure y funcione como debe. El cuerpo, el obturador y los sellos tienen que aguantar el ataque químico del producto para que no se corroan, se desgasten o se estropeen antes de tiempo. En la industria química, donde se usan sustancias muy puñeteras, una mala elección de material puede causar un desastre en las tuberías. Las válvulas de acero inoxidable, Hastelloy, titanio o las que van forradas con plásticos especiales como el teflón aguantan muy bien los líquidos corrosivos; para los que raspan mucho, mejor materiales endurecidos o recubrimientos. Al mismo tiempo, no siempre se necesita que cierre a cal y canto: algunos sitios permiten pequeñas fugas, pero otros necesitan un cierre hermético total, sobre todo si se manejan fluidos tóxicos, inflamables o muy caros. Las válvulas de esfera y las de mariposa con asientos de goma o plástico suelen cerrar de maravilla, aunque el calor puede ser un problema para estos asientos.